Para mi, uno de los grandes beneficios de conectar con la naturaleza es conectar con sus ritmos y es aún más bonito cuando te das cuenta de que, aunque después de la primavera siempre llega el verano, el ritmo es diferente en función de donde vivas. Igual que los ritmos son diferentes para cada persona. Aquí arriba aún podemos encontrar flores de saúco, sobretodo en lugares sombríos, mientras que en España seguramente podéis ya recolectar los frutos maduros.

Por si alguien tiene flores a mano, os comparto nuestra receta de cordial de saúco con el que hemos hecho helados. Si no tenéis saúco a mano, también podéis usar menta o melisa (Melissa officinalis). Si no tienes claro si lo que tienes entre manos es sauco o no, te dejo este vídeo.

Para preparar 1 litro necesitaremos de 6 a 8 inflorecencias de saúco (todo el ramillete de flores) y un limón cortado a rodajas.

1. Se pone todo en un tarro o recipiente (que resista altas tempersturas) y se añade un litro de agua hirviendo. De forma opcional, podéis añadir también una vaina de vainilla.

2. Se deja reposar toda la noche (12h) y por la mañana se cuela.

Podéis endulzar al gusto con miel, azúcar o lo que os parezca y beber fresquito o colgelar en forma de polos.

Si la receta os llega tarde y lo que tenéis a mano son los frutos, aquí tenéis la receta para hacer un sirope que puede usarse como jarabe para los resfriados pues es un estimulante del sistema inmune.

Si no hay ni flores ni frutos, con las hojas podéis hacer un ungüento para los moratones y las ramas son geniales para hacer manualidades porqué podéis vaciarlas con una piqueta de camping y usarlas para hacer pulseras, lanza bolitas…

El saúco es un árbol/arbusto increíble. Hace falta respetarlo pues las hojas y ramas son tóxicas para nosotros (si las ingerimos) y los frutos debemos cocinarlos pero nos ofrece tanto… no en vano es uno de los árboles sagrados para los celtas. Muchos son los que consideran que quemarlo o cortarlo trae mala suerte y hay incluso quien dice que si quieres ver hadas, solo tienes que pasar la noche del solsticio de verano bajo un saúco. Eso sí, tendrás que mantener los ojos abiertos pues si te duermes, puede que se te lleven a su mundo.