¿Verdad que conocéis las virtudes de la caléndula? Por algo le llaman la planta maravilla… es antibacteriana, antiinflamatoria, cicatrizante… En fin, ¡un imprescindible! Pero es que encima, cultivarla es de lo más fácil.

 

Crece muy fácilmente así que si os hacéis con unas pocas semillas o plantel ecológico estaréis bien servidos para preparar macerados, ungüentos, tinturas… No son exigentes en cuanto a terreno y les gusta bastante el sol. Con un poquito de agua regular os harán un montón de flores y si os descuidáis, se propagarán por todo el jardín.
Con unas pocas plantas, tendréis flores para recoger casi a diario y cuantas más cojáis, más saldrán. Para recogerlas, cortar las flores con unas tijeras, a poder ser por la mañana cuando ya no hay rocío pero aún no apreta mucho el sol. Después las dejáis sobre una bandeja (si es una rejilla mejor que mejor) en una zona seca, ventilada y nunca bajo la luz directa del sol.

 

A mi me gusta usar sólo el pétalo por lo que cuando las flores ya llevan un par de días secándose (esto depende mucho del clima) separo los pétalos del resto de la flor. Salen fácilmente porque son la parte que se seca más rápido. A partir de aquí, dejo secar bien los pétalos antes de guardarlos en un tarro de cristal hermético y bien etiquetado.

 

Para recoger las semillas, sólo hace falta que dejéis que la flor se seque completamente en la planta. Tenéis que esperar hasta que las semillas estén marrones (secas… las de la imágen aún están verdes!). A mi me gusta guardarlas también para hacer un pequeño detalle 😉

Venga, empezad vuestro cultivo que el próximo día os explico como preparar maceraciones (aquí tienes la entrada para preparar oleomacerados) y ungüentos!