Estos días hemos estado desconectados del todo. Hemos dejado Edimburgo ciudad para irnos a vivir al campo, a unos pocos kilómetros, y hemos estado unas cuantas semanas sin internet. 
Siempre pasa igual con las mudanzas, parece que no tienes muchas cosas (y más ahora que nos vinimos con una maleta por cabeza y poco más) pero después no acabas nunca… y un traslado con toda la familia a miles de kilómetros… ¡es duro, duro! Pero bien, también tienen muchas cosas buenas…
Una mañana forramos un tramo de escaleras con un par de colchones… lo había visto por ahí con cartones pero con los colchones fue divertido, divertido… hasta papá se animó (si se porta mal puede que cuelgue las fotos 😉 ). Los peques están deseando volver a la casa «vieja» porque aún nos quedan un par de colchones más por mover.
Y otra cosa estupenda de las mudanzas son los montones de cajas que se acumulan… y 
cajas = cartón = infinidad de posibilidades
Hace unos días estuve haciendo unas cajas apilables para guardar los juguetes. Hice tres pero creo que voy a tener que hacer unas cuantas más porque se han llenado en un momento. Hasta Teia (la 4ª macarró) se lo pasa en grande vaciándolas cuando las tiene a su alcance.