La semana pasada tuve que irme de viaje y, por primera vez, sólo pude llevarme al pequeño así que los otros dos peques se quedaron con mi compañero y mi madre. Al regresar pasamos el fin de semana todos juntos y el compañero de mi madre nos trajo una cinta para hacer equilibrios.

¡Parece fácil pero no lo es nada! Tuvimos que atar una cuerda paralela a la cinta para poder ayudarnos pues nos caíamos a cada paso pero finalmente empezamos a cogerle el truquillo y hasta el peque quiso probar…

También sacamos el regalo que le hice a mi compañero el mes pasado para su cumple. Cómo es un físico apasionado por las matemáticas y la informática pensé que su cabeza trabaja demasiado y necesita también un rato de juego así que le regalé Mindflex, un juego dónde tienes que lograr que una bolita pase por 1001 circuitos con la ayuda de la mente… me explico; los sensores pegados a la cabeza controlan un pequeño ventilador. Si pensamos el ventilador se enciende, si dejamos la mente en blanco se apaga.

Fue muy divertido ver la cara de concentración que poníamos para dejar la mente en blanco… mi hijo mayor «hacía trampas» y se tapaba los ojos para concentrarse pero al final controlaba a la perfección…

Y así, en familia, pasamos el fin de semana. Divirtiéndonos y recuperándome del viaje exprés a Salamanca que me había dejado rendida.