El vinagre es un ingrediente de lo más común hasta el punto que me atrevería a decir que se encuentra presente en prácticamente todos los hogares. Lo usamos para aliños y salsas, para preparar encurtidos, para limpiar… y hoy me gustaría que empezáramos también a usarlo para hacer extractos nutricionales y medicinas.

En realidad, no se trata de empezar a hacer nada nuevo pues es algo que se ha hecho de forma tradicional durante siglos. ¿Has oído del vinagre de los 4 ladrones o Four Thieves? Ahora es una mezcla de aceites esenciales de lo más popular pero como indica el nombre, el original era un ¡vinagre de hierbas! . El mercado actual se centra principalmente en extractos alcohólicos puesto que estos tienen una estabilidad prácticamente indefinida (pueden durar años y años en buen estado) pero en casa, el vinagre puede ser nuestro gran aliado. Es económico, posiblemente lo tienes ya en tu cocina, es versátil y, además, por su perfil químico, es ideal para extraer minerales y micronutrientes, algo de lo que nuestra dieta va normalmente floja. 

Por contradictorio que parezca, en los países desarrollados sufrimos de dietas a menudo demasiado abundantes y de micro-deficiencias nutritivas al mismo tiempo. Las micro-deficiencias son deficiencias en los nutrientes conocidos como micronutrientes, compuestos que necesitamos en cantidades muy, muy pequeñas pero que juegan papeles cruciales en nuestros cuerpos. Se trata básicamente de las vitaminas y de minerales como el hierro, yodo, zinc, magnesio, selenio, calcio…

La mayoría de los productos que encontramos en los supermercados han crecido en suelos que llevan muchos años usándose para el conreo y este uso extensivo hace que los micronutrientes se agoten. Las plantas ya no pueden absorberlos simplemente porque ya no están presentes y como ellas son la base de nuestra red trófica (de nuestra alimentación), esta carencia se arrastra hasta llegarnos. De hecho, hay quien habla de hambre escondida puesto que a diferencia de los países en vías de desarrollo en que las deficiencias se deben generalmente a la hambruna y la falta de alimento, una gran cantidad de la población de los países desarrollados sufre de micronutriencias sin pasar nunca hambre. 

De aquí que el incorporar vinagres de hierbas en vuestras vidas sea aún más relevante pues como he dicho al principio, la acidez y el perfil químico del vinagre lo hacen especialmente adecuado para extraer micronutrientes.

En casa hacemos un vinagre de hierbas con cada estación del año. Ahora en primavera, usamos las primeras plantas que empiezan a asomar tímidamente. Éstas son generalmente ricas en minerales y micronutrientes, para que al salir de nuestras cuevas y empezar a ponernernos en marcha podamos reponer nuestros niveles y desde mi punto de vista, no es coincidencia que el vinagre sea el mejor solvente para extraer estos compuestos: en primavera, toca hacer vinagre de hierbas.

En casa usamos:

  • Ortiga
  • Apegalosa
  • Hojas y flores de diente de león
  • Alfalfa
  • Vinagrera
  • Hojas de frambuesa
  • Llantén
  • Hojas de espino albar (majuelo)
  • Ajo de bruja

En realidad, cualquier planta silvestre comestible que encontremos 😉 Las plantas silvestres comestibles pueden aportarnos muchos beneficios:

  • Al recolectarlas en suelos donde no se practica el cultivo extensivo, su perfil nutricional es muy interesante pues nos permiten cubrir las microdeficiencias inherentes al consumo de la gran mayoría de vegetales comerciales.
  • La flora microbiana de las plantas silvestres que crecen a nuestro alrededor puede ayudarnos a fortalecer nuestra propia flora intestinal.
  • Al recolectarlas aprenderemos a amarlas y respetarlas y, por extensión, a respetar el entorno. Es una gran forma de empezar a traer a la consciencia todas las conexiones que nos unen, de desarrollar nuestra consciencia ecológica.

Si no conoces silvestres comestibles, céntrate en las tres primeras (ortiga, diente de león y apegalosa o amor de hortelano) (tienes algunos videos para identificarlas aquí). Crecen de forma muy abundante en gran parte del mundo hasta el punto de que mucha gente las considera malas hierbas. Yo las llamo las plantas del pueblo puesto que son las primeras en crecer cuando los humanos perturbamos un espacio. Me gusta pensar que nos siguen allí donde vamos para recordarnos que no somos la única especie en habitar la Tierra y que en realidad, dependemos profundamente del resto de especies que cohabitan junto a nosotras. Con esto lo que quiero decir es que no nos olvidemos de recolectar plantas silvestres de forma segura para nosotras (evita zonas sucias por humos de tráfico o que hayan podido ser rociadas con pesticidas) y sostenible para el planeta. 

Y si no puedes o no te atreves a recolectar plantas silvestres, ¡no problem! Puedes usar especias o planta fresca de las que se encuentran en la sección de verduras del supermercado: menta, romero, salvia… El vinagre de romero es definitivamente uno de nuestros favoritos.

Además de usar el vinagre de forma culinaria, el vinagre de salvia es perfecto para hacer gárgaras bucales diluyendo una cucharada de vinagre en ¼ de vaso de agua y el de romero es perfecto para usar en el último aclarado del pelo (actúa como desenredante y lo deja nutrido y brillante).

En verano-otoño nos gusta hacer vinagres con frutos. Un favorito en casa es el vinagre de frambuesas y/o moras.

En invierno nuestro go-to es el vinagre de acículas de pino.

El vinagre de acículas de pino o de piel de limón os sirve también como limpiador de superficies (si solo lo queréis para la limpieza, podéis usar vinagre de limpieza en lugar de vinagre de manzana). 

Y un último truco, ante una caída ¡cataplasma de vinagre! Empapar un algodoncillo o tela o incluso un trozo de papel con vinagre y cubrir el lugar de impacto para evitar la aparición de moretones.

Y ahora sí, el cómo hacer vinagre de hierbas:

 

MATERIALES

  • un tarro de cristal con tapa (bien limpio)
  • papel encerado/de horno si la tapa es metálica
  • 200-300ml de vinagre. En casa usamos vinagre de sidra (de manzana)
  • un puñado de planta seca o fresca
  • rotulador permanente y etiqueta
  • embudo
  • botella/vinagrera (limpio/estéril)
  • gasa limpia



PROCEDIMIENTO

  1. Trocear bien la planta
  2. Llenar el tarro con planta. Si usas planta seca, lo ideal es llenar hasta ⅔ del tarro. Si usas planta fresca llena casi hasta arriba.
  3. Acabar de llenar el tarro con vinagre
  4. Tapar el tarro. Como el vinagre puede corroer el metal, si la tapa de vuestro tarro es de metal, usaremos el papel encerado/de horno como barrera.

    Aceite de acículas de pino en un tarro con tapa metálica por lo que protegí con papel encerado

  5. Marcamos el tarro con la fecha, el tipo de vinagre y la planta y lo dejamos macerar 2 semanas en un lugar oscuro.
  6. Visitar vuestro vinagre a diario o cada dos días y agitarlo un poco. Yo siempre aprovecho este momento para dar las gracias a las plantas que están macerando o incluso para pedirles como me gustaría que me ayudaran a mí y a los míos (aquí necesito un icono de esos de cara sonrojada, la que se me queda después de escribirte este tipo de confesiones). 
  7. Pasadas las dos semanas separamos el vinagre de la planta y lo embotellamos. Para ello, colocamos el embudo en la boca de la botella y el colador encima del embudo. Cubrimos el embudo con la gasa y vertemos el aceite para que se filtre hacia la botella. Si el colador es fino, seguramente no necesites la gasa. Es simplemente para que no quede residuo vegetal en el vinagre.
  8. Etiquetamos la botella con el tipo de vinagre, el nombre de la planta y la fecha. Para asegurarnos de que la etiqueta no se borra, en casa siempre las cubro con un trocito de celo.
  9. Las hierbas que os quedan en el colador, las desechamos en el compost/ basura para materia orgánica.
  10. Guardamos nuestra botella de vinagre en un lugar fresco y, a poder ser, oscuro.



Como veis, el procedimiento es bien simple así que espero que os animéis. Hoy me he centrado en vinagres nutritivos y si te gustaría que me extendiera con el tema de medicinales, déjame un comentario aquí debajo.

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