En casa no somos mucho de Halloween, nos gusta más celebrar la castañada pero mi abuela (casi 80 años) hace unos años me explicó que cuando ella era pequeña, los mayores les llenaban el camino de calabazas para asustarlos la noche de Todos los Santos así que ahora ya tengo «excusa» y en casa nos dedicamos a vaciar calabazas.

No os creáis que es tarea fácil. Primero un adulto corta la parte superior y luego los niños sacan todas las pepitas con una cuchara. Cuando está bien limpia, sacamos toda la carne de la calabaza  (nosotros usamos un instrumento de acero inoxidable de esos de hacer bolitas) y dibujamos la cara de la calabaza. Después, el adulto (o niño suficientemente mayor) corta la cara y por último encendemos una vela dentro.

Como ya he dicho, soy un poco reacia a implantar Halloween en casa pero no porque no me guste importar tradiciones (comemos pancakes con maple syrup y marshmallows a la brasa…) sino porque ésta tradición concretamente desplaza la que teníamos…

Aún así, a los niños les gusta mucho y nos permite experimentar con el miedo así que ahora por Todos los Santos tenemos el doble de faena. ¡No hay mal que por bien no venga!