El fin de semana pasado saqué un gran tarro lleno de cáscaras de nuez que guardaba por si acaso (como casi todo lo que pillo…). Al principio tenía varias ideas en mente pero como a H. (4) le gusta mucho pintar con pinturas, pues sacamos las pinturas…

Y hemos estado una semana con la fábrica de insectos instalada en el suelo del comedor. Cuando salíamos de casa recogíamos agua y tapábamos las pinturas y al regresar, otra vez a trabajar en la fabrica… A ratos pintaban y a ratos jugaban con sus bichos. Fue entonces cuando E. (8) se dio cuenta de que no debían clasificarlos como insectos, sino como artrópodos  puesto que había libélulas, escarabajos, arañas…
No esperaba que dieran tanto juego pero a veces, las cosas más sencillas son las que más gustan. Este fin de semana hemos bajado a Barcelona pero estoy segura de que la fabrica re-abrirá al regresar.