ESCUELA-EN-CASA

La mayoría sabéis que educo a mis 4 hijos en casa y muchos me habéis preguntado por el tema, ya sea por curiosidad, porque vosotros mismos os estáis planteando la educación en casa o estáis ya en ello, así que hoy voy a escribir sobre homeschooling. Muchas familias que escogen educar en casa, escogen también seguir una pedagogía determinada así que os hablaré también de pedagogías alternativas.

Homeschooling (término inglés que se traduce como escuela en casa) es el término que se ha usado tradicionalmente para hacer referencia a aquellas familias que no llevan a sus hijos a la escuela y los educan en casa. Fijaos que hablo en pasado, usando “tradicionalmente”. Lo hago deliberadamente, para explicaros que cada día más familias dejan de usar el término homeschooling para usar el de home education (educación en casa) para romper con la idea de que el homeschooling se trata de recrear la escuela en casa. Como veremos, hay muchas formas de educar en casa o de educar sin colegio.

¿La razón para educar en casa? Podríamos decir que es la misma para todo el mundo pero, a la vez, es diferente para cada persona. Decidimos educar en casa porque queremos ofrecer a nuestros hijos el mejor entorno de aprendizaje y nos parece que dicho entorno no se da en las escuelas a las que tenemos acceso. Por otro lado, lo que cada familia considera la mejor educación y el mejor entorno de aprendizaje puede ser completamente diferente. No todo el mundo tiene las mismas prioridades y objetivos. Muchas familias (niños incluidos) se sienten felices asistiendo a un colegio determinado, otras se sienten felices aprendiendo en casa, ambas opciones son igual de válidas pues lo que vale para uno (para tí o para mi) no vale para todos, tengamos esto siempre presente.

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Para abreviar muchísimo, os diría que desde mi punto de vista, la gran diferencia entre los diferentes métodos de educación en casa es el uso o no uso de un currículo. Hay familias que usan un currículo, ya sea tradicional, Montessori, Waldorf, Charlotte Mason… Y hay otras familias que no usan un currículo y en su lugar se dejan llevar por los intereses de los niños, organizando el día a día en función de estos. Esta última opción (con algunos matices «extra») es lo que se conoce como Unschooling. El unschooling se convierte generalmente en una forma de afrontar la vida en que la educación forma parte de un todo y no se limita únicamente a unas horas al día en que se hace “escuela en casa”.

Al empezar la educación en casa, los cambios se tienen que introducir de forma gradual. Cuando una familia se plantea el homeschooling, lo primero que le explicarán (si habla con alguien que de soporte a familias, si lee algún libro…) es que se necesita un periodo de deschooling (podría traducirse como desescolarización) o periodo de ajuste. Se suele decir que una persona (adulto o niño) necesita un mes de deschooling por cada año que ha pasado en un colegio “tradicional”. Este periodo de ajuste no trata únicamente de ir acostumbrándose a un modelo de aprendizaje diferente sino que es más bien un proceso mental. Un proceso que puede empezar (para los padres) incluso antes de sacar a sus hijos del colegio. Es el proceso mediante el que se rompe con la mentalidad y actitudes arraigadas en el ambiente escolar y se decide qué es lo que le importa a uno y cómo educar/vivir para alcanzar dichas metas. En función de nuestras ideas, este proceso será más o menos difícil. A mi me funciona pensar en mis metas a largo plazo y en cómo una acción determinada me está ayudando o no a alcanzarlas. Por ejemplo, si mi meta a largo plazo es que mis hijos sean personas respetuosas, cuando durante el día de hoy pierda los nervios (que probablemente pase en un momento u otro) y esté a punto de pegarles un grito me diré a mi misma ¿me va a ayudar a que mis hijos sean personas respetuosas? No… Pues me ahorro el grito, respiró profundamente, trato de relajarme y abordo el conflicto de otra forma. Pensar en las metas a largo plazo puede ser de gran ayuda para resolver pequeñas situaciones diarias pero es también fundamental para decidir como queremos encarar la educación de nuestros hijos.

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A menudo las familias deciden educar en casa siguiendo un estilo o pedagogía determinada. Generalmente se trata de una pedagogía alternativa (por ser las de más difícil acceso vía colegio). A veces seguir una pedagogía puede ayudarnos en el sentido de que nos ofrece un marco de referencia, una base sobre la que poder trabajar con nuestros hijos. Dan cierta seguridad. Todas ellas tienen mucho en común, todas van más allá de un conjunto de materiales y un método, todas pueden considerarse una filosofía y convertiste  en un estilo de vida. También pueden diferir mucho en función de cómo se implementen.

Os hablé de Waldorf y Montessori en este artículo sobre pedagogías alternativas (que os puede ir bien para completar la información de aquí abajo).

WALDORF

La pedagogía Waldorf está basada en la Antroposofía, corriente filosófica promovida a comienzos del siglo XX por Rudolf Steiner (1861-1925). En la primera etapa (hasta los 6-7 años) toman gran importancia la conexión con el entorno, los ritmos y el control del cuerpo. De los 7 a los 14 años se aprende el funcionamiento del mundo siguiendo el currículo diseñado por Steiner y de los 14 en adelante se profundiza en lo aprendido durante la etapa anterior.

En Waldorf, la espiritualidad ocupa una posición muy relevante y los conocimientos se transmiten siempre desde un punto de vista muy artístico, ligando conceptos con historias, generalmente fantásticas. Como he dicho inicialmente, no se trata únicamente de un método pedagógico sino de una filosofía de vida dónde la conexión con la naturaleza es de vital importancia y en la que se trata de simplificar nuestro entorno. Por ello, es el estilo elegido por muchas familias que deciden vivir una vida más simple, en conexión con la naturaleza, muchas veces viviendo en una casa-granja donde tratan de ser autosuficientes (Instagram está lleno de los pequeños diarios visuales de estas familias).

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Como os comenté, en Waldorf las letras y números no se introducen hasta que el niño alcanza los 7 años y, por lo general, no se hace uso de nuevas tecnologías ni “pantallas” (los niños no ven la tele, no usan teléfonos ni tablets ni ordenadores…).

Las familias que eligen Waldorf para educar en casa generalmente estructuran su día a día de forma similar a los colegios y siguen también unos ritmos diarios, semanales y anuales.

El día empieza con un pequeño ritual de “buenos días” y se sigue con una actividad que implique movimiento (20 minutos) para seguir con la lección principal por un par de horas. Las lecciones principales son lecciones de larga duración (entre 3 y 8 semanas) y cada curso tiene unas lecciones principales (y un orden) determinados. Se introducen usando todo tipo de recursos, de forma multi-disciplinar. La tarde se deja normalmente para las actividades más creativas (manualidades) o las especialidades (música, lenguas…). Durante el primer septenio (de 0 a 7 años), en lugar de las lecciones principales se hace una actividad para cada día de la semana: El lunes se hace pan, el martes se dibuja, el miércoles se pinta, el jueves se hacen manualidades, el viernes se cuida el jardín, el sábado se hacen trabajos manuales (tejer, coser, madera…) y el domingo se descansa. Como os he dicho, el ritmo y la predecibilidad toman gran importancia.

Durante todo el día se usan mucho las canciones, los versos y sobretodo la narración de historias (generalmente fantásticas) para unir conceptos y conocimientos y ayudar a establecer también un ritmo diario. Se dedican unas horas diarias al juego libre (desestructurado) y al juego al aire libre (generalmente por la tarde). Un punto “curioso” es que los niños no usan libros de texto sino que hacen sus propios libros. Aquí podéis ver ejemplos de ilustraciones típicas de los libros de las lecciones principales.

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Hay pocos recursos sobre pedagogía Waldorf en español, os dejo aquí algunos:

Tenéis mucha más información en inglés, mi web preferida es Waldorf Teacher Resources.

MONTESSORI

La pedagogía Montessori nace de la mano de María Montessori (1870-1952) (la abreviaré como MM). MM ve en la educación de los infantes la posibilidad de cambiar el mundo pues nuestros hijos serán los adultos el día de mañana. Así, su pedagogía se define como la educación para la paz. Paz en el sentido más amplio de la palabra, paz en forma de respeto por las otras personas (adultos o niños, de cualquier raza, religión…) y por nuestro ambiente, el mundo.

La mayoría de gente conoce la pedagogía como el Método Montessori, basado en el uso de los materiales, pero en realidad lo más relevante del legado de MM no son sus materiales sino el cambio de mirada que propone.

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En muchos lugares Montessori se tiene como una pedagogía “elitista”. Los colegios que usan esta pedagogía son caros y en ocasiones se usa el método (no la pedagogía) para estimular de forma precoz y tener clases enteras de niños de 3 años que ya saben leer. Esto no es pedagogía Montessori, desde mi punto de vista es un mal uso de sus materiales. MM creía que cada niño tiene un ritmo de desarrollo y unos intereses, creía en la individualidad de cada niño. Los materiales se usan para crear un ambiente que pueda dar respuesta a los intereses del niño pero quien lleva el liderazgo es el propio infante, cada uno a su ritmo. Las letras se introducen hacia los tres años pero solo el niño a quien le interesen seguirá con ellas.

En Montessori el ambiente ocupa un lugar muy importante, tan importante como la figura del progenitor-maestro. El ambiente ha de responder a los intereses del niño y ha de estar adaptado en el sentido que debe permitir al niño moverse en libertad y seguridad. Os hablé de la importancia del ambiente en mi artículo “Cómo ser madre de cuatro y no morir en el intento”.

Las actividades deben ofrecer un nivel de complejidad justo. Demasiado fácil o demasiado complicada y el niño perderá la motivación. Se usan materiales autocorrectivos para que sea el propio niño quien lleve el control del error y lo utilice como motor del aprendizaje, convirtiendo el error en algo positivo.

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MM creía en la necesidad de que el niño desarrolle motivaciones intrínsecas y para ello rehuye el uso de castigos y premios (pues pueden desplazar la motivación intrínseca hacia motivación extrínseca, podéis ampliar el tema en mi artículo “los peligros del refuerzo positivo”).

Montessori es una buena opción para las familias que tenemos hijos de diferentes edades pues los conocimientos se estructuran en forma de grandes lecciones que se repiten año tras año, cambiando el nivel de profundidad. Por ejemplo, si hemos ido de excursión y hemos encontrado un escarabajo muerto, nos lo traemos a casa y empezamos a identificarlo. Mi hija de dos años se quedará con que el animal que hemos recogido es un escarabajo y tratará de dibujarlo o lo mirará o tratará de manipularlo con delicadeza, usar la lupa… El de 6 y la de 7 investigarán un poco más, descubrirán que es un artrópodo, identificarán las estructuras básicas del cuerpo, hablarán sobre la diferencia entre exoesqueleto y endoesqueleto… Y el mayor, con 11 años y medio irá aún más allá. Tratará de descubrir de qué especie de escarabajo se trata, si es macho o hembra, puede que quiera aprender algo de taxidermia básica para poder estudiar sus alas… Todos pueden tratar un mismo tema que habrá nacido de ellos mismos (en el momento que decidieron recoger el escarabajo y traerlo a casa para estudiarlo) pero cada uno aprenderá a un nivel de profundidad adecuado a su estado de desarrollo.

Si os interesa adentraros en el mundo de la pedagogía Montessori os recomiendo el curso gratuito de introducción a Montessori.

CHARLOTTE MASON

Charlotte Mason (1842-1923)(la abreviaré como CM) fue una maestra inglesa que revolucionó el sistema educativo inglés durante el inicio del siglo XX. Como sus coetáneos (y algunos antecesores) fue de las primeras en remarcar la importancia de respetar a los infantes.

A diferencia de Waldorf, CM tiene un gran componente religioso (cristiano), destinándose un tiempo diario al estudio de la Biblia. Aún así, muchas familias ateas siguen las instrucciones de Charlotte Mason.

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La naturaleza vuelve a tomar gran relevancia y se insiste en que los niños pasen varias horas al día al aire libre. Además, se remarca la importancia del ambiente en la educación de los niños y se considera que los infantes aprenden mejor enfrentándose a las diferentes situaciones de la vida real. Su moto es “La educación es una atmósfera, una disciplina, una vida”. La atmósfera hace referencia al ambiente que rodea al niño, la disciplina a cultivar hábitos saludables y la vida hace referencia a la necesidad de una formación integral (no la memorización de datos).

Una de sus principales características es el uso de Living Books o libros vivos en lugar de libros de texto. Los libros vivos se caracterizan por estar escritos en forma de narración, el niño los lee y luego los explica al adulto. Se introducen personajes famosos (históricos, artistas) y las áreas de conocimiento “tradicionales” (matemáticas, ciencia…) pero las lecciones empiezan siendo cortas (20 minutos) y se van alargando a medida que los niños crecen.

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CM es la opción favorita de aquellas familias que creen en la importancia de la disciplina y las rutinas. Fijaos que en Waldorf uso el término ritual mientras que en CM uso el de rutina. Os expliqué la diferencia entre ambos aquí.

Así de entrada os podría parecer muy similar a Montessori. Recordad que la mayoría de pedagogías comparten mucho, más de lo que les diferencia… Pero en el caso de CM, las diferencias podrían resumirse así:

  • CM tiene un gran componente religioso (cristiano). Se dedica tiempo diario a la lectura de la biblia y se aplaza el estudio de ciertos temas (mitología por ejemplo) para que el niño tenga un conocimiento amplio y firme de la biblia primero (antes de ver hablar sobre otros dioses)
  • CM, a diferencia de Montessori, no tiene unos materiales propios pero recordad que Montessori no son sus materiales, es su filosofía. ¡Se puede seguir la pedagogía Montessori sin tener sus materiales!
  • En Montessori, el progenitor-maestro guía y acompaña al niño durante el aprendizaje desde una posición “horizontal” (estando a la misma altura). En CM, la relación es más “vertical”, el progenitor-maestro es una figura de autoridad. La disciplina, entendida desde un punto de vista tradicional, toma relevancia.

Tenéis toda la información sobre Charlotte Mason (incluso sus libros) gratis EN INGLÉS, aquí.

HOMESCHOOLING ECLÉCTICO

Se conoce como educación “ecléctica” la que usan las familias que utilizan ideas de diferentes pedagogías. Las familias crean su propio currículum o siguen uno ya establecido pero adaptan las actividades a aquellos métodos que creen que funcionarán mejor con sus hijos. Puede, por ejemplo, que usen un libro de texto para las matemáticas, trabajen otros temas por proyectos (tratando varias “asignaturas” de forma transversal) y que trabajen la lectoescriptura con materiales Montessori.

Algunas familias ni siquiera usan currículo alguno sino que siguen los intereses de sus hijos pero a diferencia del unschooling, destinan un periodo de tiempo diario al aprendizaje (de 9 a 12 todas las mañanas).

Pequeño apunte: cuando se educa a casa el número de horas diarias que se dedican al aprendizaje es mucho menor que las que pasan los niños en el colegio pues el aprendizaje es mucho más personalizado. Un progenitor-maestro para un hijo o unos pocos hermanos. En el Reino Unido, cuando sacas a tus hijos del colegio debes pasar por unas entrevistas, etc… Donde se habla de cómo se empezará con la educación en casa y una de las cosas que nos dijeron es que el tiempo de “escuela” medio es de 1 a 4 horas diarias.

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UNSCHOOLING

Hay quien considera el unschooling como el sistema más radical, donde los padres dejan a sus hijos hacer lo que quieran. Si en crianza y educación a menudo se confunde libertad con libertinaje, el unschooling es a veces el gran incomprendido. Practicar el unschooling nada tiene que ver con dejar que los niños campen a sus anchas, más bien al contrario, requiere de un gran esfuerzo por parte de los progenitores que deben practicar la observación constante para saber en todo momento qué les puede ayudar a sus hijos.

Las familias que practican el unschooling no siguen currículum alguno y consideran que el aprendizaje se da cada día en numerosas ocasiones por lo que no dedican un tiempo específico a enseñar, el aprendizaje se da a lo largo del día, cada día.

Los padres dejan que sean los niños los que lideren su aprendizaje pero esto no quiere decir que ellos no hagan nada, más bien al contrario, su función es la de guiar y facilitar sin entorpecer ni entrometerse. Deben estar siempre atentos para saber qué es lo que interesa a sus hijos y poder así ofrecerles materiales, actividades o experiencias que puedan interesarles y que les permitan profundizar y ampliar sus conocimientos. Practicar el unschooling no significa renegar de cualquier actividad académica, significa trabajar en establecer una buena conexión con tus hijos para ayudarles a que encuentren respuestas a sus preguntas.

Los niños son curiosos por naturaleza, desde que nacen están en constante aprendizaje y lo disfrutan. Aprenden a hablar no sin esfuerzo, no sin balbucear horas y horas primero. Aprenden a andar no sin caer cientos de veces antes de lograr dar 3 pasos seguidos. Son perseverantes. No hace falta que les insistamos, ellos quieren aprender… Y esta actitud se puede conservar a lo largo de los años.

Practicar el unschooling requiere un gran cambio de mentalidad (y un largo periodo de desescolarización para romper con las ideas que tan arraigadas tenemos).

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Además de los estilos o pedagogías más conocidos, también hay otras formas de organizar las clases/lecciones muy populares entre las familias que educan en casa como las Educajas (workbox system), el aprendizaje basado por proyectos, los lapbooks… Pero si os apetece os los presento en otro artículo, ¡sino voy a acabar escribiendo un libro!

Hay también muchas formas de organizar el día a día y en realidad, el método de cada familia acaba siendo único precisamente por esto. Se puede:

  • Afrontar la educación de forma “individual”. Muy a menudo uno de los progenitores se queda en casa para dedicarse a los niños mientras que el otro pasa bastantes horas fuera, trabajando. Evidentemente, el progenitor que trabaja también puede participar en la toma de decisiones respecto a la educación de los hijos, puede dedicarles las horas en que sí está en casa, dedicarles mucho tiempo los fines de semana… Pero el progenitor que se queda en casa es el que pasa la mayor parte del tiempo con los niños.
  • Afrontar la educación de forma colectiva. Hay familias que se unen para poder educar a sus hijos. Ya sea porque de forma individual no podrían hacerlo (ambos necesitan trabajar) o porque prefieren educar en tribu. No estoy hablando de la creación de una escuela libre o una asociación de padres, más bien de 2 o 3 familias que se unen y educan a los niños de forma conjunta, lunes y miércoles en casa de tal, martes y jueves en casa de pascual… Y así se reparten el tiempo.
  • Complementar el homeschooling con formación “estándar”. La mayoría de los niños educados en casa atienden a actividades extraescolares varias, desde deportes a clases de algún idioma, música… Algunas familias incluso cuentan con la ayuda de alguna persona que viene a casa para dar lecciones (de forma tradicional o “alternativa”, hay profesionales de todo tipo).
  • Usar diferentes formas de organización: hay familias, sobretodo las que siguen un currículum, que dedican un tiempo específico al aprendizaje (de 9 a 13h, de lunes a viernes mientras dura el curso escolar), otras que también dedican un número específico de horas diarias pero son más flexibles y éstas pueden hacerse por la mañana, por la tarde, en 1, 2, 3 intervalos… Otras familias no separan el aprendizaje de la vida.
  • Aprovechar todas las actividades de ocio y cultura que acontezcan en la zona. Hay familias que designan un día a la semana para “salir de casa” y hacer alguna actividad, otras van improvisando en función de las actividades disponibles y los intereses de los niños.

 

Si me preguntáis qué es lo más importante a la hora de educar en casa, lo tengo claro: ser flexible. Independientemente del “método” que se siga, para afrontar la educación en casa (y me atrevería a decir que para la vida), hace falta ser flexible. Una no nace sabiendo y los adultos aprendemos junto a nuestros hijos. Aprendemos cómo funcionan mejor, qué actividades les gustan más, cuando están cansados, cuando necesitan salir… Cuando uno decide educar en casa tiene que tener presente que en muchos momentos se va a equivocar pero en lugar de frustrarse por lo que se ha hecho “mal” lo que hace falta es alegrarse por haberse dado cuenta de que puede hacerse de otra forma (y empezar a hacerlo de otro modo).

Tomar decisiones implica correr riesgos. A veces sentimos que el riesgo es mayor si somos nosotros los responsables de la educación de nuestros hijos. A veces es más fácil dejar que las decisiones las tomen los maestros en las escuelas, pero al final, los responsables seguimos siendo nosotros mismos. Nosotros escogemos el colegio, en nuestras manos está cambiar la educación de nuestros hijos. Esto es lo que me repito los días que me entra el miedo y las dudas. Porqué estos días existen… Van a pasar años hasta que veamos el resultado de la crianza de nuestros hijos, se trata de un proyecto de largo recorrido y hace falta confiar en nosotros mismos, en nuestras capacidades. No se trata de saberlo todo y tenerlo todo clarísimo, se trata de crecer y moverse para ir resolviendo todo lo que se vaya presentando.

Al criar o educar, los cambios siempre despacio. Prueba algo nuevo, espera, observa la respuesta y reflexiona. No tengas prisa por un nuevo cambio.

Sea cual sea el modelo o método que los padres sigan, la mayoría sentimos que es importante formar parte de una comunidad afín. Hay grupos de familias que educan en casa absolutamente por todo el mundo, también hay grupos y foros online (aunque la mayoría son en inglés). Son una buena opción para compartir, hacer tribu, resolver dudas… Es bonito poder quedar y compartir con otras familias y los encuentros son una oportunidad más para socializar (tanto para los adultos como para los niños).

¿Y las titulaciones? En los países en que la educación en casa está regulada es bastante más fácil pero en España también hay varias opciones. Algunas implican que el niño “pierda” un año o dos pero cuando te planteas la educación en casa, no te la planteas como una carrera, un sprint para llegar a la meta, te la planteas como una forma de vida, un camino a disfrutar. Marvan nos explica las diferentes opciones que hay en España para obtener titulaciones habiendo sido educado en casa.

Y aquí acabo hoy. ¿Qué dudas se os plantean cuando pensáis en educar en casa?

 

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