¿Qué puedo hacer cuando a mi hijo le da una rabieta en medio del supermercado? ¿Qué hago si mi hija no quiere comer? ¿Cómo logro que mis hijos no se pasen el día peleándose? Como padres, a todos nos entran dudas en cuanto a resolución de conflictos se refiere. Hace un tiempo os expliqué mi técnica favorita para resolver conflictos con mis hijos pero hoy quiero profundizar algo más, quiero que entendamos por qué nuestros hijos se “portan mal” y así poder aplicar soluciones efectivas a corto y largo plazo. Es decir, sin gritos ni castigos, sin perder el respeto hacia nuestros hijos.
Los gritos, amenazas y castigos pueden funcionar a corto plazo pero a largo plazo dañan la relación con nuestros hijos y lo que es peor, su estabilidad emocional. Los gritos, los juicios, las humillaciones y los castigos fomentan la duda, la culpa, la vergüenza, el resentimiento e incluso la rebelión. Pero hoy no os voy a hablar de los efectos negativos de los castigos (me lo apunto para discutirlo más adelante), hoy, como os he dicho, quiero que analicemos las razones por las que nuestros hijos se “portan mal” pues seguro que coincides conmigo en que si vieras a tu hijo cojear, no le ofrecerías una muleta, lo llevarías al médico para que identificara la causa de la cojera y le ayudara a curarla. Del mismo modo, entenderemos que el mal comportamiento es únicamente la punta del iceberg, debajo hay mucho más.
Fijaros que estoy usando comillas cuando escribo “mal comportamiento” y es que me gustaría que reflexionemos primero sobre qué queremos decir cuando usamos esta expresión. Pensamos que nuestros hijos no se portan bien cuando adoptan comportamientos que nos resultan molestos. Es decir, cuando no están cumpliendo con nuestras expectativas. A veces ni siquiera se trata de nuestras expectativas, a veces se trata de cumplir con lo que nos han impuesto (de forma más directa o indirecta), con lo que se considera “adecuado”. Fijaros que otra vez uso las comillas… y es que lo “adecuado” es del todo subjetivo y, sin ir más lejos, cambia en función del entorno. La sociedad tiene una gran influencia en este sentido y, por ejemplo, lo adecuado cuando vivíamos en Catalunya no tiene nada que ver con lo que se considera adecuado aquí en Escocia.
Por otro lado, tenemos que entender que el mal comportamiento o las conductas inadecuadas no son más que la consecuencia de la falta de herramientas o de conocimiento por parte de nuestros hijos (no han sabido hacerlo mejor). En numerosas ocasiones llamamos mal comportamiento al comportamiento normal, apropiado a la edad o estado de desarrollo de nuestro hijo. Todos tenemos claro que no podemos esperar que un niño de 4 años resuelva ecuaciones diferenciales pero a veces es algo desconcertante darse cuenta de que sí esperamos que niños muy pequeños actúen de formas muy maduras, incluso de formas que nosotros, sus padres, somos incapaces de adoptar. Esperamos que no pierdan el control, que no se desesperen (que no se quejen, que no lloriqueen…). Esperamos que siempre escuchen y que hagan caso a todo lo que les decimos, rápidamente. Esperamos que explicando 3 veces que la estufa quema, nuestro hijo de 2 años no vuelva a acercarse a ella. Creo que no os sorprenderá si os digo que las cosas no funcionan así. El desarrollo de nuestros hijos es en realidad muy rápido, en sus primeros años de vida pasan de ser bebés completamente dependientes a personitas más o menos autónomas, que saben manejarse en la sociedad que les rodea. Aún así, en ocasiones nos parece que van despacio, muy despacio.
Cuando te encuentres en una situación de conflicto con tu hijo acuérdate que él lo hace lo mejor que puede. En poco tiempo ha aprendido muchísimo y aún va a aprender mucho más.
Es interesante darse cuenta de que el mal comportamiento no es exclusivo de los niños, también lo practicamos los adultos. Muchas veces nos faltan herramientas y adoptamos conductas poco constructivas… pero de nada sirve caer en la culpa. Lo necesario es centrarse en soluciones para mejorar día a día. Del mismo modo, cuando nuestros hijos no se comportan como nos gustaría, de nada sirve hacerles sentir mal, lo importante es ofrecerles herramientas que les ayuden en el futuro.
Así, el primer paso sería entender que lo importante no es hacer aquello alguien pueda considerar correcto sino aquello que a ti te hace sentir en paz (respetar a tu hijo), aquello que te permitirá alcanzar tus metas a largo plazo como padre. Si el respeto ocupa un lugar importante en tus valores y la crianza de tus hijos, te darás cuenta de que es absurdo pensar que hacer sentir mal a nuestros hijos les ayude a mejorar o aprender. Todos, adultos y niños, actuamos mejor cuando nos sentimos bien.
El siguiente paso es entender las razones escondidas tras su mala conducta. Podríamos entenderlo como un código a descifrar, hace falta saber leer entre líneas. ¿Quien no tiene claro que un niño hambriento o soñoliento tiene muchos más números de montar un drama por cualquier tontería? Con las necesidades físicas lo vemos rápido pero nos cuesta más con las necesidades afectivas y emocionales. Todos, pequeños y grandes, tenemos unas necesidades emocionales básicas que podemos resumir en dos palabras: aceptación y pertenencia.
- Aceptación: necesitamos estimación incondicional y por incondicional me refiero a que nuestros hijos necesitan saber que les queremos por quien son, no por cómo se comportan. Es muy fácil mostrar nuestro amor cuando todo va bien pero también es también muy fácil caer en el error de retirar nuestro amor cuando nuestros hijos se portan mal. Probablemente habrás leído la cita aquella de “Ama a tu hijo cuando peor se porta pues es cuando más lo necesita”. Se que puede sonar muy “happyflowers” pero es realmente importante entender que nuestros hijos lo hacen lo mejor que pueden y si les mostramos nuestra aceptación (incluso cuando se equivocan) les ayudaremos a aprender más rápido.
- Pertenencia: sentir que formamos parte de algo mayor (nuestra familia, nuestra sociedad, el mundo…) nos da significado/sentido.
Imagínate la escena: María (9 años) vuelve a casa después de que la operen de apendicitis. Los abuelos vienen de visita y mientras todos están contentos, mamá encuentra a Luís (4 años) arrancando páginas de su libro favorito. Mamá podría enfadarse mucho, al fin y al cabo, los libros cuestan dinero, la habitación está hecha un desastre, llena de pedazos de papel… y, encima, es el libro favorito de Luís con lo que mamá sabe que tendrán “drama extra” cuando no puedan leerlo a la hora de ir a dormir. Sí, es posible que mamá se sienta muy molesta. Si se calma, puede que empiece a sentirse culpable… todos están por María puesto que la operación de urgencia ha sido un gran estrés para la familia. Luís había hecho un dibujo para su hermana pero ésta, al llegar a casa, ha ido directa a comerse la gran merienda de bienvenida que le habían preparado… ¿Cómo crees que se siente Luís?
A veces, de forma puntual o de forma generalizada, nuestros hijos no tienen sus necesidades básicas cubiertas y es entonces cuando toman ideas/creencias erróneas y las expresan de formas desesperadas:
- Tratando de llamar nuestra atención
- Tratando de tomar el control de la situación
- Vengándose
- Dándose por vencidos (deficiencia asumida)
Aquí aprovecho para remarcar que por mucho que queramos a nuestros hijos, puede que a ellos no les llegue el mensaje correctamente. Los niños son muy buenos percibiendo (ya os he dicho que suelen estar en sintonía con nuestras emociones, ¿verdad?) pero pueden equivocarse mucho interpretando. Ante una situación dada, pueden montarse una gran película que nada tenga que ver con nuestra realidad. Nuestra tarea como padres es, por un lado, asegurarnos de que nuestro mensaje de amor les llega y, por otro lado, ayudarles a procesar la información de su día a día. Del mismo modo que pueden equivocarse al interpretar y tomar ideas erróneas (no me quieren, no soy suficiente…), pueden no ser conscientes de sus necesidades emocionales (también nos pasa a veces a los adultos).
Cuando tu hijo adopte un comportamiento que te molesta o que no te parece adecuado, trata primero de analizar cómo te hace sentir. Es la primera clave para descifrar el código y entender por qué tu hijo no se comporta adecuadamente.
Comportamiento inadecuado : mensaje descifrado
1. Llamar la atención: Reconóceme, involúcrame de forma útil
Ejemplo: niño que interrumpe cada vez que mamá intenta hablar con alguien
Me siento: Enfadada, irritada, molesta, preocupada, culpable
Tus primeros impulsos: Hacer recordatorios, engatusar, hacer cosas por tu hijo que él puede hacer por sí solo
Evolución del conflicto si sigues tus primeros impulsos: Para temporalmente para comportarse de forma similar al poco tiempo
Creencia errónea de mi hijo: solo pertenezco cuando me prestas atención
Soluciones y estrategias de empoderamiento:
Empatizar: imagina cómo se siente tu hijo y muestra tus esfuerzos por entenderle con frases del tipo “Debe ser difícil ver cómo atiendo a toda la gente, especialmente a tu hermano pequeño. Puede que sientas que no me preocupo de ti.”
Redirigir: puedes probar a hacer que el niño se implique en tareas útiles. “Te quiero mucho y luego jugaré contigo. ¿Me ayudas ahora a tender la ropa?”
Planear tiempo (de calidad) a solas y AGENDARLO
En lugar de palabras, usa un abrazo
2. Tomando el control: Dáme opciones, déjame ayudar
Ejemplo: niño que dice no absolutamente cada vez que se le pide algo
Me siento: desafiada, retada, derrotada
Tus primeros impulsos: entrar en la lucha, pensar “no vas a salirte con la tuya” o “aquí mando yo”
Evolución del conflicto si sigues tus primeros impulsos: puede que nuestro hijo se someta de forma desafiante o que el conflicto escale. El niño siente que gana cuando nos enfadamos
Creencia errónea de mi hijo: solo pertenezco cuando controlo la situación o muestro que nadie puede controlarme
Soluciones y estrategias de empoderamiento:
Retirarse y calmarse
Reconocer que no tienes el control sobre nadie
Pedirle colaboración/ayuda
Ofrecer una lista de opciones/elecciones limitada
Establecer rutinas que guien el día (en lugar de ser el adulto el que guía)
A posteriori, trabajar en el respeto mutuo. Este es un trabajo que no puede hacerse de un día para otro pero es necesario. Generalmente cuando nos encontramos con niños que se rebelan es porque como padres hemos sido demasiado controladores
No entrar en el juego, no empezar una lucha de poder
3. Venganza: Me siento herido, válida mis emociones
Ejemplo: niño que, tras enfadarse, lanza/rompe lo que tenga en mano
Me siento: herida, disgustada, decepcionada
Tus primeros impulsos: pensar en represalias, pensar en ajustar las cuentas, pensar “¿cómo puede hacerme esto a mi?
Evolución del conflicto si sigues tus primeros impulsos: el conflicto escala o el niño busca otra forma de hacer daño (física o emocionalmente)
Creencia errónea de mi hijo: me siento herido por lo que tengo que herir a los demás para sobrevivir
Soluciones y estrategias de empoderamiento:
Validar los sentimientos del niño
Pedir perdón si nuestro comportamiento no ha sido adecuado y ha sido el detonante de la ira de nuestro hijo (por ejemplo, si nos hemos puesto nerviosas y le hemos gritado antes)
Centrarse en soluciones: ¿ha tirado un juguete y se ha roto? vamos a arreglarlo.¿Ha derramado el agua expresamente? vamos a recogerla. Siempre evitando los juicios y las humillaciones
Asegurarse de que el niño recibe el mensaje “te queremos incondicionalmente”
4. Deficiencia asumida: No te rindas, ayúdame paso a paso
Ejemplo: niño que no quiere vestirse solo
Me siento: desesperanzada, inadecuada, desamparada
Tus primeros impulsos: desistir y hacer por nuestro hijo aquello que podría hacer solo, ayudarle demasiado
Evolución del conflicto si sigues tus primeros impulsos: el problema no mejora, el niño se muestra cada vez más pasivo
Creencia errónea de mi hijo: me rindo, haga lo que haga, no le importa a nadie
Soluciones y estrategias de empoderamiento:
Enséñale paso a paso
Ten confianza en tu hijo
Busca oportunidades para que el niño saboree el éxito (puede que no pueda vestirse solo pero puede que sí sea capaz de coger los calcetines del cajón)
Muéstrale que te fijas en las cosas que sí que hace bien
Remarca que los errores son el motor del conocimiento, quien no se equivoca no aprende
Y, sobretodo, no caer en críticas ni hacer comparaciones
El gran truco es dejar de ser reactivos para ser proactivos. En lugar de pensar que nuestro hijo nos ha hecho enfadar, nos hace sentir mal… entendamos que su comportamiento es el detonante pero la dinamita son nuestros pensamientos. Lo que pensamos sobre una situación dada es lo que controla nuestras emociones. Si logramos recordarnos que nuestros hijos lo están intentando, que quieren «hacerlo bien», nos será más fácil calmarnos y trabajar en soluciones constructivas.
Puntualizar también que aunque os he dado unos ejemplos, un mismo comportamiento puede tener detrás diferentes creencias erróneas y es por eso que cada padre/madre sabrá descifrar el código de sus hijos mucho mejor que cualquier libro u artículo 🙂 Por ejemplo, un niño que no quiere vestirse puede ser un niño que se haya dado por rendido, que sienta que no es capaz ni suficiente pero también podría ser un niño que, tras la llegada de un nuevo hermano, sienta que nadie le quiere, que sólo quieren al hermano, y decida comportarse “como un bebé”. Nadie mejor que los padres para analizar todo el contexto y dar con las creencias equivocadas de nuestros hijos.
Os he preparado una pequeña tabla para que podáis colgarla en la nevera y os sirva de chuleta. Ante conflicto, escápate a la cocina (te irá perfecto para calmarte y tomar perspectiva, puedes centrarte en tu respiración para relajarte) y trata de identificar qué te está diciendo tu hijo con su conducta. Escoge alguna de las herramientas que te propongo y explícame cómo te ha ido.
Si te gusta lo que os he explicado, te recomiendo que investigues el campo de la Disciplina Positiva. Puedes empezar con algún libro o lanzarte con un curso online. Te recomiendo los cursos de Bei en Montessorizate y si vives cerca de Madrid, lo mejor es asistir a sus talleres presenciales que son de verdad una experiencia transformadora. Como Bei es super, super maja, os ofrece un 10% de descuento en cualquiera de sus cursos sólo por ir de mi parte, tenéis que usar el código nitdia10 durante el proceso de compra.
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Muchas gracias, es muy esclarecedor. No sé hasta qué edad funciona esto, llega un momento en el que.. ya no funcionan estas cosas, creo yo. Lo malo es que a veces esto pasa constantemente y lo que hay debajo es dificil de solucionar. Entonces te desgastas tanto… pero bueno, por nuestros hijos cualquier cosa se puede. Saludos
Claudia, yo creo que en realidad lo que hay debajo no es tan complicado, somos nosotras las que lo complicamos mucho. Le damos demasiadas vueltas a todo. Fíjate que al final, lo que hay debajo es que:
– necesitan más atención
– necesitan más elecciones, menos control
– necesitan más respeto
– necesitan aprender a ser autónomos para sentirse capaces
No hace falta darle muchas vueltas más, simplemente aceptar. Generalmente aceptar que «hemos fallado» es lo que más nos cuesta y lo que nos bloquea. Una vez entiendes que forma parte de la vida, que vamos a estar «evolucionando» constantemente, es más fácil. Yo me he pasado muchos años bloqueada, analizando. Sus problemas y los míos propios. Ya no, ahora prefiero pasar a la acción y trabajar en que a mis hijos les llegue el mensaje correctamente y hen controlar mis emociones (y no estallar).
Mi hijo mayor tiene ahora 12 años hacia 13 y sí, su mal comportamiento ahora es más una cuestión de reafirmación, de encontrar su lugar. Es algo natural a su edad y como tal nos lo tomamos. Si nos responde mal, en lugar de entrar en una discusión (créeme que el primer impulso es hablarle mal yo también, pero aquí esta el truco, en no ser reactivo, en ser proactivo), le dejamos distancia y tiempo y es de lo más bonito darse cuenta como el solo es capaz de venir y pedir disculpas. Esto solo puede pasar si nuestra relación se basa en el respeto, si yo he modelado y pedido disculpas a mi vez cuando ha sido necesario.
Lo más divertido es que nunca es tarde para cambiar la forma en que nos relacionamos con ellos. No importa si hasta ahora hemos sido controladoras, hemos perdido los nervios, hemos gritado… no importa si ya tienen 6 o 8 o 16 años… importa que podemos cambiar a partir de ahora y que los cambios se notan en poco tiempo. Nunca es demasiado tarde.
Un abrazo,
Nitdia
Hola muy buen artículo.
Me podrías recomendar algún libro de disciplina positiva por favor ?
Estoy en Monterrey, Nuevo León México
Tengo un niño de 4 años hijo único
Y no hemos sabido educarle, no escucha hasta que lo gritamos o lo tocamos para que nos ponga atención.
Ojalá y puedas darme alguna recomendación .
Muchas gracias
Verónica, cualquiera de Jane Nelsen puede ayudarte. Si te cuesta encontrarlos, te recomiendo también el curso de http://www.montessorizate.es . Siempre hay tiempo para el cambio, para ti y para tu hijo. Se amable contigo también, lo has hecho lo mejor que has podido y te das cuenta de que puedes hacerlo de otra forma. Los cambios aconteces despacio y te diría que lo más importante es trabajar en cambiar tu mirada hacia la infancia. Si lees alguno de los libros de Jane o haces el curso online (¡Bei tiene también un libro publicado que puede ayudarte mucho! No es específico de disciplina positiva pero ye ayudará en el cambio de mirada) por favor, ven a explicarnos tus avances. No tengas miedo de buscar soporte durante el cambio. Alguien que pueda escuchar y ayudar sin juzgar. Un abrazo
ME ha encantado el artículo, justo ayer tuvimos un día difícil con mi nene de 5 años. Un ejemplo, era el cumple de mi cuñada y yo le avisé de que íbamos a soplar las velas, él en la habitación jugando con su hermana de 3 (en casa de mi suegra). En cuanto escucho que cantábamos salió hecho una furia a ,os gritos, pegándome, pegando a su padre. En todos los cumples familiares, incluso el suyo se comporta así, o escupiendo la tarta. No se si le molesta el ruido, o cual es el problema. siempre fue un niño de altas necesidades/demanda y muy inteligente, pero la parte emocional, sus reacciones no las termino de entender, ni mi marido.
Ayer también iban con mi marido a la playa, y de repente se enfada y se vuelve dando golpes y muy nervioso. Y al preguntarle tarde luego dijo que era porque no iba primero caminando…
Gracias por el post
Eva, uno de mis hijos sufre también mucho con la parte emocional y nos hemos encontrado muchas veces en situaciones muy complicadas. Lo que más me ayuda es recordarme que él está sufriendo también. Que lo hace lo mejor que puede y que la mejor manera de ayudarle es lograr calmarme y no perder también yo el control de mis emociones.
Un abrazo,
Nitdia
Siempre es enriquecedor leerte. Me ayuda a recolocar las cosas que ya sé y que cada día intento poner en práctica. Para mí la maternidad está siendo pura transformación. Muchos días no logro hacerlo como yo quisiera, pero cada día nuevo tomo la nueva oportunidad y vuelvo a intentarlo. En el camino crecemos todos. Gracias por ayudar a ello con tus palabras!
Tu lo has dicho Cristina, pura transformación! A mi me ayuda mucho releer, aunque sean cosas que ya llevemos dentro siempre ayuda a darles paso 😉 (y en este sentido también me ayuda escribir! Así pongo orden a mis pensamientos… ¡ganamos todas!)
Un abrazo
Muchas gracias por dejarlo tan claro. Que no lo hace más fácil… Ahora mismo tengo una niña de 24 meses de alta demanda (que lo venía intuyendo, pero al tener al segundo lo he confirmado) y un bebé de 2 meses. Me doy cuenta de que la niña pide más atención, que se siente excluida, q incluso está empezando a pegar al bebé y sentir rabia hacia él. Todo el mundo me dice que es normal, q le de tiempo de calidad aunque ella siempre pida más, que tener un hermano le viene muy bien para acostumbrarse y que se le pasará…. Pero siento q le está cambiando el carácter, la veo sufrir y que no puedo hacer nada porque el bebé me demanda también. Mi marido está viajando esta semana y aunque estoy con mis padres la niña no quiere más q con su padre o en su defecto yo, lleva durmiendo fatal desde un poco antes de nacer el bebé, no se quiere ir a dormir nunca, dejó de echar siesta y por las noches se despierta gritando y llorando desconsoladamente.
Y no sé q hacer, y aunque vamos a hacer el taller de DP me gustaría ir a algún profesional que nos guíe en nuestro caso concreto. Me podéis recomendar alguien que aplique DP y sea respetuoso con los niños?
Muchas gracias por leerme!
¿Donde vives Isabel? La llegada de un hermano puede ser un momento muy complicado y más si no tienes tribu/soporte alrededor.
Te dejo una entrada sobre conflictos entre hermanos (en la misma entrada tienes enlace a la primera parte de la misma).
montessorizate.es/2-8-conflictos-entre-hermanos/
¿Como te sientes tu? ¿Demasiado sola? Una opción, antes de gastar dinero en profesionales que «ayuden a tu hija» es gastarte el dinero en profesionales que te ayuden a ti. A mi este paso me ha costado algo entenderlo pero es el mejor paso que he hecho en los últimos años, ¡sin duda alguna! Cuidarnos nos permite cuidar mejor y cuando logramos sentirnos más relajadas es sorprendente ver como nuestros hijos cambian también «sin hacer nada». ¿Crees que tener un par de manos extra en casa podría ayudarte a sentirte más relajada? Muchas veces con algo «tan fácil» se logra un gran cambio! Alguien que se encargue de limpiezas, compras o cocinar, aquello que te suponga un mayor desgaste. O alguien que se quede con los dos peques 2 horas a la semana para que tu puedas ir a una clase de pilates o a dar un paseo y sentarte a leer en un banco.
Mi experiencia personal en este sentido está muy muy clara… durante muchos años no he pedido ayuda, no he delegado nada ni en nadie… ¡y es muy duro! Yo creo que cuidarme era mi gran asignatura pendiente y aunque me falta aún mucho por aprender, creo que me ha cambiado muchísimo. Me permite estar mucho más tranquila y calmada, no tan al límite.
Con esto no quiero decirte que no hagas el curso de DP, todo al contrario! ¡Seguro que te ayudará mucho! Pero en estos momentos de «desbordamiento total» puede funcionar también el encontrar soporte «práctico».
Y nada, si me dices en qué zona estás miro si te puedo recomendar alguien.
Un abrazo
Yo soy abuela y quiero darte la enhorabuena por el artículo. Sirve de gran ayuda puesto que a veces no dejamos llevar por la situación y no nos paramos a pensar en los detalles que enumeras. Gracias.
Seguro que eres una abuela estupenda Roser! 😉
Muy práctico, me ha encantado y además con ejemplos cotidianos de conflictos que todos tenemos en nuestro día a día. Gracias.
Me alegro Sara. Mi intención es escribir textos que nos ayuden de verdad a generar un cambio sin tener que leer durante horas y horas 😉
Muchas gracias !!
Siempre espero tus posts . Me hacen reconectar.
Me mostrastes uno d los mejores regalos q he recibido: la DP
La transformacion es continua y mi trabajo interior tb
Un besazo
Eli
Quina il·lusió llegar-te Nitdia!!! Et trovaba molt a faltar!!!
Moltes gràcies per aquest post… a vegades tinc la sensació que no ho faig bé i, després de llegir-te, m’en adono que Diu ni do com anem de bé! Encara hi ha molts aspectes a millorar, sobretot en quan a la meva paciència (no em costa gens cridar i NO POT SER) Gràcies, mil gràcies!
Un post muy enriquecedor, muchas gracias!!!!. Encantada de leerte.
Hola!! enhorabuena por el articulo.
Me servirá de ayuda…pero es cierto que algunas veces…no llegas a esa doble visión….te pones o me pongo a la altura de mi peque de 2 años….y no se como manejar el asunto…y luego cuando todo pasa…siempre me quedo pensando que lo tengo que cambiar….y que habido veces que me he retirado , ella se ha calmado y solita ha venido a pedir perdón…pero otras veces no llego a ver lo que tu expones…..me gustaría leer mas sobre dp y llevarlo a la vida real con casos cotidianos…..y muy cierto el día o tarde o mañana que estoy mas tranquila, mas relajada se maneja la situación de otra manera….pero son muy pocas esas situación….por problemas de salud que tengo ahora, porque no tengo ayuda externa….y porque casi nunca estamos descansadas.
Pero , las herramientas me servirán.