Todos queremos lo mejor para nuestros hijos y les amamos con locura. Pero no somos perfectos. Yo no soy perfecta y me he equivocado en numerosas ocasiones. Hace ya 12 años que soy madre (ahora ya de 4). Me siento en paz ahora, pero no siempre ha sido así. Te explico, a ver si te suena…
Ha habido momentos en que el trabajo y las responsabilidades varias me tenían consumida, en que creía y sentía que no había tiempo para nada, mucho menos para pararnos de camino a la escuela a observar un caracol.
Ha habido momentos en que me he sentido tan cansada que los pequeños dramas del día a día de mis hijos se me hacían una montaña. En que me superaban cosas tan normales e inocuas como un vaso de leche derramado a última hora de la noche.
Ha habido momentos en que mis logros no parecían suficientes. En que hacía caso a esa voz interior que te dice que debes hacer más y mejor. Trabajar más y progresar, tener una casa más limpia y ordenada y lograr esa vida perfecta, esa vida ideal. Pero curiosamente, cuanto más sigues este camino con ahínco, más lejos te encuentras del que debería ser el objetivo: vivir en paz, vivir feliz, vivir.
Por desgracia, esas prisas, el cansancio, el perfeccionismo… pasan factura. No solo en mi, no solo físicamente. La peor parte se la llevaron mis hijos en todos esos momentos que fui demasiado dura, por todas esas caras de reprobación, por las prisas, por los momentos de presencia ausente.
La verdad duele pero la verdad cura… y me acerca a la madre que mis hijos necesitan que sea. Para poder cambiar, hace falta aceptar. No con culpa sino con compasión.
Es curioso porque antes de cambiar mi mirada, sentía que hacía lo que debía. El enfado, las malas caras… podía justificarlas diciéndome que estaba ayudándoles a responsabilizarse de sus actos, a ser más eficientes en todos los sentidos. Creía que les estaba ayudando a crecer cuando en realidad destrozaba los pilares básicos sobre los que se sostienen las personas, el amor y el respeto.
Pero nunca es tarde para el cambio (en realidad, si has llegado hasta este escrito, puede que sea el momento perfecto, puede que sea tu momento). No es fácil pedir perdón. Sobretodo cuando eres una de esas personas a las que les cuesta equivocarse, de las que buscan la perfección a toda costa y ponen toda su energía en cada pequeño acto.
Otras veces he dicho ya que nuestros hijos aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos. Los actos pesan más que las palabras así que para las disculpas, puedes usar tantas palabras y explicaciones como creas necesarias, pero puedes usar también un buen abrazo acompañado de un simple “lo siento, me he equivocado”. Pero como las disculpas no salen cuando nos inundan sentimientos de enfado, os explico una de mis técnicas para proceder en estos momentos de enfado, frustración o conflicto.
Seguro que te has dado cuenta ya que nuestros hijos viven en sintonía con nuestras emociones. Cuando tenemos un mal día parece como si todos los integrantes de la familia estuvieran de mal humor. Por el contrario, ese día que te levantas radiante, todos te siguen con una sonrisa en la boca incluso si tocan actividades pesadas. Aún siendo pequeños (o precisamente por ello) tienen una capacidad increíble para sintonizar con nuestras emociones, incluso con aquellas de las que nosotros mismos no acabamos de ser conscientes. Si tenemos esto presente, nos será fácil entender que si nos quedamos encalladas en estados mentales negativos, la cosa no puede salir bien.
Pensamientos como ¡ahora no tengo tiempo para esto!, lo que faltaba… la alegría de ser madre… ¿en serio? hacen que nuestras emisoras emitan negatividad en estado puro y que nuestros hijos entren en sintonía. Lo bueno es que tenemos el control sobre nuestros pensamientos y podemos SIEMPRE transformarlos de negativos en positivos. Os explico mi plan de emergencias…
CÓMO EVITAR CONFLICTOS EN 4 PASOS
Paso 1: Identificar mis pensamientos negativos y PARAR antes de que el conflicto estalle.
Inserta aquí cualquier drama cotidiano o lee el mio: Acabo de fregar el suelo del comedor y aún no he guardado el mocho que la pequeña ha decidido preparar una postal para su padre y ha derramado todo el bote de purpurina por el suelo… justo en el preciso instante en que llaman al timbre para recogernos, cuando estamos aún medio en pijamas.
Tengo dos opciones: entrar en modo frustración total y actuar de formas de las que luego no me sentiré orgullosa o parar.
Este punto, el de darte cuenta de que tienes opción, es el más complicado al principio. Es más fácil ir con la directa puesta y actuar como siempre. Recoger la purpurina refunfuñando porque “siempre igual”, “siempre te toca recoger”. Al mismo tiempo en que pegas cuatro gritos para que todo el mundo se vista corriendo y salga pitando hacia el coche que espera en frente de casa (y, ¡sorpresa! nadie hace caso… frustración in crescendo).
Para poder cortar, hace falta decir ¡BASTA! ¡STOP! ¡PAUSA! o cualquier recordatorio que te haga realmente parar y callar. En boca cerrada no entran moscas.
Si te es más fácil, visualiza una señal de stop o de peligro o cualquier imagen que te haga parar en seco. Siéntate, retírate hacia otro lugar y, si hace falta (alguien pregunta), explica que necesitas unos minutos para recuperar la calma. A veces tomar distancia física ayuda.
Paso número 2: analiza la situación, toma perspectiva. Descubre tus pensamientos erróneos y sustitúyelos por otros más positivos.
Este es el periodo de enfriamiento, en que somos capaces de virar nuestro pensamiento y darnos cuenta de que tampoco es para tanto.
Si te quedas encallada en tus pensamientos negativos, en la mala suerte que tienes, en lo difícil que es todo, en lo agotada que te sientes… RESPIRA profundamente. Céntrate en tu respiración y en un momento serás capaz de empezar a cambiar tu mirada.
Si, muchas veces nos toca recoger desastres pero muchas otras veces lo hace otra persona o lo hacen tus propios hijos. Aquí estamos empezando a identificar nuestros pensamientos negativos erróneos y podemos reemplazarlos por otros más positivos.
Si, les has pedido que se vistan por qué hacemos tarde y no han hecho caso pero ¿realmente no hacen caso NUNCA? ¿si me pidieran algo a mi como yo lo he hecho con ellos, les haría caso?
Además, la pequeña no tenía malas intenciones, sólo intentaba hacer una postal para su padre, porque le quiere, porque nos quiere con locura. Porque durante los primeros años somos su sustento en todos los sentidos.
Yo necesito que se vistan rápido pero ¿puede que ellos también necesiten algo?
Así, el corregir nuestros pensamientos negativos nos abre la puerta a sintonizar con nuestros hijos, entender sus emociones. Damos paso a la empatía y a la compasión.
Paso número 3: lo más difícil ya está hecho, vamos con los niños.
Hemos logrado superar el arrebato de mal humor y encontrar la calma hasta el punto de poder entender a nuestros hijos. Ahora ya estamos en disposición de “trabajar” con ellos.
En este punto es muy importante validar sus emociones, es decir, dar nombre a lo que ELLOS están sintiendo.
Muy posiblemente mi hija se sienta también frustrada por haber derramado la purpurina. Triste por no poder acabar la postal. El resto estarán molestos porque les he gritado. De mal humor porque no les gusta ir con prisas, ni hacer esperar a la gente…
Ahora es el momento de acercarnos a ellos con amor, respeto y compasión. Usar el contacto corporal (un abrazo, una caricia) es de gran ayuda para acabar con la tensión y establecer puentes pero es importante también hablar sobre cómo se sienten ellos. Sin emitir juicios.
Quiero remarcar la necesidad de no ser nosotros quienes generamos un gran drama. Si nuestro hijo es pequeño, no hace falta que pongamos palabras en su boca. Para mi, validar es conectar, no dramatizar. Si mi hija pequeña quiere quedarse más tiempo en el parque pero tenemos que irnos, una forma de validar es simplemente ser descriptivos. Centrarnos en los hechos más que en las emociones. «Quieres quedarte más rato en el parque ¿verdad?» o veo que no quieres irte del parque.
Si quieres ir un paso más allá, puedes relatarles alguna ocasión en que tu hayas experimentado lo que ellos sienten ahora. Puedes explicarle como tu, cuando eras pequeña, nunca querías irte de casa de tus abuelos.
Más adelante, cuando sean los propios niños los que empiezan a topar consciencia de sus emociones, podemos hablar más abiertamente de ellas. Podemos nombrarlas. ¿Estás enfadado/ triste/ frustrado por…? Personalmente me gusta simplificar e ir paso a paso. He visto y vivido muchas veces situaciones en que los padres, con nuestras mejores intenciones, hemos acabado dramatizando una situación al nombrar emociones y creo que es justo hacerlo con medida. En una situación normal (no de conflicto) podemos leer libros de emociones y hablar de estas todo lo que queráis. La inteligencia emocional es importantísima, pero en un momento de conflicto mejor seguir una estrategia que nos lleve hacia el equilibrio y no hacia el victimismo. Sobretodo con los más pequeños, nombramos hechos más que emociones y a medida que ellos evolucionen y tomen consciencia, iremos nombrando emociones más y más.
Paso número 4: una vez todos en paz, es el momento de buscar soluciones de forma conjunta.
Nos están esperando fuera y aún vamos en pijama… y el suelo está lleno de purpurina… ¿qué hacemos?
Si te atreves a preguntarles a tus hijos te sorprenderás que no les cuesta nada encontrar soluciones y llevarlas a cabo. Buscar soluciones de forma conjunta, colaborativa, es una forma de empoderar a nuestros hijos. Cuando uno forma parte de la toma de decisiones, no le cuesta acatar los resultados y su sentimiento de pertenencia se ve reforzado.
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN 4 PASOS
1. STOP
2. PERSPECTIVA
3. EMPATÍA Y VALIDACIÓN
4. SOLUCIONES
Se que suena muy a tópico pero al final, la maternidad es un camino de crecimiento personal y el primer paso es aceptar que no somos perfectas sin caer en la culpa. En el título del artículo hablo de cuando el enemigo está en casa y hasta ahora hemos hablado sobre cómo dejar de ser el “enemigo” de nuestros hijos pero me parece importante remarcar que (demasiado) a menudo somos también nuestro peor enemigo.
Si queremos vivir en paz con nuestros hijos primero tenemos que vivir en paz con nosotras mismas. Vivir en paz significa aceptar. Nuestra meta no es alcanzar la perfección sino ganar conocimiento, compasión y sabiduría que nos ayuden a disfrutar de nuestros hijos y de nuestra vida día a día. De los errores se aprende así que no tengamos miedo a errar, no sintamos culpa por haber errado y trabajemos en el cambio.
Si mi texto te ha ayudado, compártelo. Un pequeño cambio puede ser un gran cambio.
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Me encanta cómo escribes situaciones cotidianas y posibles soluciones. Yo intento no gritar a mis hijos pero no siempre lo consigo. Lo que sí he conseguido y estoy bastante orgullosa de ello es ser capaz de pedirles perdón, y empezar de nuevo la resolución del conflicto. Tus pasos me van ayudar con eso. La verdad es que desde que soy madre me he vuelto muy zen con el llegar tarde, tener la casa perfecta etc. Y acostumbramos a llegar bien a todas partes precisamente por eso porque no tenemos prisa. 😉
Tienes toda la razón Arantxa! Es curioso ver que cuando dejas de tener prisas es cuando dejas de llegar tarde 😉
Me hizo muy bien leer este artículo. Muchas gracias!
cuando lees artículos como este todo parece tan lógico y tan fácil pero luego te das cuenta en la práctica lo complicado que es perder las malas costumbres como gritar, apurarte, enfadarte con todo…. yo lo intento, dia a dia con mi peque de 2 años, en cuanto meto la pata me doy cuenta y me siento fatal sobre todo por ella. Y al dia siguiente intento respirar un poco mas y enfadarme menos, es un camino larguísimo este de ser mamis y papis.
¡De fácil nada Adonita! Que las malascostumbres requieren de tiempo y esfuerzo para cambiarlas… pero despacito. A mi me gusta leer un pequeño recordatorio diario para no olvidarne de mis buenas intenciones y al final, se logra un gran cambio. Pero sobretodo, no te sientas mal cuando fallas, tenemos que enseñarles a nuestros hijos que todo el mundo puede equivocarse y no pasa nada. A nosotros (o al menos a mi) nos han dejado equivocarnos poco y vemos el error como algo malo pero en realidad es el inicio de todo! ¿O no nos caemos mil veces antes de aprender a andar? Un abrazo
Nitdia, estás en el camino de la Mujer Sabia. No sé si practicas reiki o meditación, pero es increíble cómo hablas, cómo has dado en todo ello… cosas a las que la gente llega después de sesiones de biodescodificación, compartir en círculos de mujeres, etc… tú lo has deducido por pura inteligencia emocional, empatía, fortaleza y amor. Eres muy valiosa. Yo también creo que todo es más sencillo, que las respuestas están en nosotras mismas y en mirar con AMOR a los demás, pero primero, a nosotras. Gracias `por existir e inspirar.
Gracias a ti por tus palabras Tanit. Por las circunstancias en las que vivimos (aquí «solos» en Escocia) la verdad es que no tengo muchas oportunidades para compartir físicamente, ni círculos de madres ni de mujeres ni nada. La verdad es que hay pocas cosas pensadas para asistir con 4 niños de 3 a 12 años! Así que vamos normalmente por libre… PERO ¡leo mucho! (Y mi compañero dice que muy rápido) La lectura fue una vez mi refugio y es ahora una gran fuente de inspiración. Leo sobre crianza y educación, psicología y neurociencia… Pero también sobre mindfulness, budismo… Leo y me quedo con lo que resuena dentro de mi, con lo que aprendo de mis hijos.
Me gusta lo que escribes del camino de la Mujer Sabia. Me gusta sobretodo la parte del camino. No se qué nombre tiene pero la verdad es que cada vez lo siento más mio. Cada vez me siento más yo. Más en paz.
Me alegra saber que puedo inspirar y puedo aportar de algún modo mi granito de arena.
Gracias a ti también por existir.
Hola nitdia. Me encanta tu manera de llevar la maternidad y de 4!podrias recomendar libros? Gracias
Noe, justo es lo que pensé al escribir el artículo! Preparo una entrada con mi lista de libros que más me han marcado.
¿Está en algún sitio esa lista de libros?
Genial artículo. Lo llevo aplicando un tiempo y me parece un crecimiento personal. Es bueno para mi y repercute en mis hijos. Además, cuanto más lo practiques mejor sale. Besotes!!
Gracias Marta! Es cierta que cada vez resulta más fácil. Se van rompiendo los viejos esquemas y creando de nuevos y al final, estos ya salen solos
Hola me ayudó mucho todo lo que escribiste. Llegue aquí por medio de Google desesperada por qué me ha tocado duro con un niño de casi tres de alta demanda diagnosticado de Autismo y desde que nació ha sido durísimo para mi, estuve en esos días de desesperación absoluta y ya no aguantas más, has tocado fondo .. Hoy lo puse a prueba y fue el primer dia en el que hemos estado en paz sin gritos y en ves de estress con bastante más paciencia y perspectiva orientada al amor y respeto. Por supuesto no es el fin de la guerrilla en casa pero seguiré intentando y luchando por qué esto mejore. Gracias por compartir esto por qué realmente ayuda en esos momentos que nadie entiende, ni tus amigos ni los profesionales lo que vives a diario, que no das mas en la desesperación absoluta ha sido una luz de esperanza. Grande
Es un post super interesante como siempre. Nos abres camino y nos alumbras el sendero. Dentro de relativamente poco espero ver un libro tuyo en las estanterías de mi casa así me evitaré hacer el resumen del post y tan solo tendré que subrayarlo . Gracias por sintetizar algo tan complicado como lo que has explicado, por ponerte en nuestro lugar y dar las pautas claves focalizando.
Me encantaría que me contaras los libros que mas te han marcado a nivel personal, los que mas te han inspirado o los que recomendarías. De nuevo te agradezco todo lo que haces y compartes. Muchisimas gracias Nitdia!!!!
Muchas gracias Nitdia por compartirnos sus experiencias y conocimientos sobre cómo convivir con nuestros hijos. Me parece muy útiles sus consejos y opiones. De verdad que nos equivocamos cuando crecemos, sean niños o adultos. Lo más importante es confesar los errores y esforzarse en correjirlos. No es nada de vergüenza! Yo no soy madre pero he aprendido mucho de su artículo, me siento muy alegre y relajada al leerlo. Espero compartirlo con mis amigos, mis padres y quiero que de allí también puedan aprender y entender muchas cosas! Le agradezco mucho por los consejos que nos ha brindado. Español no es mi lengua materna pero creo que le entiendo muy bien y de sus artículos yo también puedo enriquecer mis conocimientos sobre la pedagogía extranjera! Muchas gracias y saludos!
Hola Alicia, gracias por dedicarme unas palabras. Me parece perfecto que practiques el español y si te queda alguna duda, pregúntame! No se qual es tu lengua materna pero yo me siento también cómoda escribiendo en inglés y francés.
Un saludo y espero leerte por aquí de nuevo!
Gracias a ti por tus palabras! Justo a raíz de escribir este artículo pensé que me gustaría compartir los libros que más me han ayudado. Algunos están solo en inglés pero muchos (y diría que los que me han marcado más) están también traducidos al español.
Me pongo a preparar la lista!
Qué bien porque la verdad te pones a mirar y al final una no sabe muy bien ni como empezar, ni cómo elegir y al final te pierdes en infinidad de titulos. Espero el próximo post con mucha ilsión!!!!
Muchas gracias Nitdia por compartirnos sus experiencias y conocimientos sobre cómo convivir con nuestros hijos. Me parece muy útiles sus consejos y opiones. De verdad que nos equivocamos cuando crecemos, sean niños o adultos. Lo más importante es confesar los errores y esforzarse en correjirlos. No es nada de vergüenza! Yo no soy madre pero he aprendido mucho de su artículo, me siento muy alegre y relajada al leerlo. Espero compartirlo con mis amigos, mis padres y quiero que de allí también puedan aprender y entender muchas cosas! Le agradezco mucho por los consejos que nos ha brindado. Español no es mi lengua materna pero creo que le entiendo muy bien y de sus artículos yo también puedo enriquecer mis conocimientos sobre la pedagogía extranjera! Muchas gracias y saludos!
Muy útil tu experiencia. A mi lo que más resultado es corregir la actitud sin tocar las emociones. Quiero a mis hijos por lo que son y nunca voy a dejarles de querer por lo que hagan. Eso hay que indicarlo. Nuestro afecto por ellos no cambia por lo que hacen, pero si es preciso corregir la actitud, pero sin chantajes emocionales con lo que son. Y lo que son es lo más importante de unos padres.
¡Me gustaría que nos explicaras más sobre cómo corriges la actitud! ( a qué te refieres exactamente porque sin más información me cuesta interpretarlo)
Hace unos días compartí este post tuyo en facebook y hoy vuelvo a leerlo… y la verdad es que te felicito por compartir herramientas tan valiosas para las madres/padres que deseamos cambiar algunas cosas… como no perder los nervios y resolver los problemas de manera positiva… sin gritos, amenazas, etc..
Un abrazo Nitdia !
A ti Vicky! me alegro mucho de que sean de ayuda. Yo misma también vuelvo a mis textos con frecuencia 😉 Y poco a poco se logran cambios grandes. Un abrazo
M’ ha encantat!!!!!
Perdonad que eche un poco de agua al vino, pero creo que falta un poco de controversia en este blog 😉
Me parece muy sabio lo que propones, PERO entonces ¿cómo estableces límites? Me preocupan las consecuencias que pueda tener para los niños no tener límites, pensar que pueden hacer lo que quieran y no pasa nada. ¿Cómo se lo explicas a un niño de 1 año que no entiende que no puede tirar un plato de sopa porque le apetece, o que no puede poner los dedos en un enchufe, o comer cosas de la basura? A mi hija de 1 año, le explico las cosas con amor y no las entiende, porque no sabe hablar; ni puedo buscar una solución con ella, porque no sabe hablar. El amor es un refuerzo positivo, pero tirene que aprender que hay cosas que pinchan, que cortan, que queman… ¿Cómo se lo transmito? Si la aparto de un enchufo, con todo el amor del mundo, inmetiatamente solo quiere tocar el enchufe.
Carlos, encantada de tener controversia 😉
Por un lado, creo que en ningún momento durante el texto he dado a entender que los niños no deben tener límites. Sería absurda una afirmación así pues los límites existen tanto para los niños como para los adultos. Muchas acciones tienen unas consecuencias naturales que no estamos dispuestos a aceptar. No voy a dejar que mis hijos se electrocuten por jugar con un enchufe o que se lesionen usando un cuchillo cuando aún no tienen la madurez suficiente para hacerlo. Y creo que aquí radica el quid de la cuestión: a un niño de según que edad, no puedes pedirle (o pretender) que haga ciertas cosas. Por poner un ejemplo extremo, nadie espera que un niño de tres años pueda resolver una ecuación diferencial.
Hablemos de tu hija de 1 año. Con esta edad, como bien dices, hay cosas que no entiende aún. Está aún explorando su cuerpo, aprendiendo a moverse con control, desarrollando su motricidad fina, practicando sonidos para pronto empezar a nombrar algunas palabras… Sus capacidades crecen a diario pero son aún las capacidades de un bebé, tiene mucho por aprender. La mejor forma para aprender es experimentando pero siempre en la medida de lo posible. El sentido común siempre debe ir por delante, hay cosas con las que no se puede experimentar. Los enchufes, los cuchillos, los cristales, cruzar la carretera, tirar piedras o objetos contundentes a otro bebé/niño… son cosas con las que diría que prácticamente todos los padres estamos de acuerdo: no queremos que experimenten con ellas. No queremos que se hagan daño ni que hagan daño a nadie. Dices que se lo puedes explicar con amor pero no lo entiende. Si no lo entiende es claramente porqué aún no tiene la madurez intelectual para entenderlo pero nunca debemos enfadarnos o frustrarnos por ello. Es algo normal, natural, necesitan tiempo. Lo mejor en estos casos es evitar que la situación de conflicto llegue a suceder. Precisamente porqué son pequeños, con movilidad reducida, etc… los progenitores tenemos la capacidad de controlar muy bien su entorno. En casa, protegeremos los enchufes con los clips de seguridad, no dejaremos objetos peligrosos a su alcance, etc… Cuando vayamos a casa de un conocido y nuestro bebé se nos escape gateando hasta el enchufe, le explicaremos de forma amorosa pero firme que el enchufe es peligroso, podría electrocutarse y, inmediatamente, le cogeremos en brazos, jugaremos con él, cubriremos el enchufe con algo… En definitiva, buscaremos una solución para que nuestro hijo no esté en peligro. Créeme, siempre hay soluciones.
Al principio, lo mejor es mejor evitar las situaciones de riesgo/conflicto pero si queremos que nuestros hijos aprendan, poco a poco tendremos que empezar a lidiar con situaciones «conflictivas». Cuando nuestro hijo empiece a andar nos encontraremos el problema del tráfico y cruzar la carretera. A la que se sueltan a andar, quieren ir a su aire pero no es hasta aproximadamente los 3 años que empiezan realmente a entender el peligro que supondría que cruzaran solos. Para que a los 3 años (o cuando tengan la madurez necesaria, el tiempo varía de niño a niño) puedan entender, es necesario que se les haya explicado muuuuchs veces antes. Desde el año y medio que empiezan a andar con más o menos seguridad, cada vez que tendremos que cruzar, explicaremos que lo hacemos siempre dándonos de la mano, por el paso de peatones, el semáforo en verde, miramos a lado y lado… Y, sobretodo, les cogeremos de la mano. Y si, la teoría es muy bonita… pero hay días que no quieren darte la mano y solo quieren huir corriendo y tu estás algo estresada y sólo que pegarías cuatro gritos pero créeme, a la larga funciona mucho mejor si podemos contenernos. Entender que aún no tienen el conocimiento suficiente para sopesar el peligro de salir corriendo y en lugar de enfadarnos, cogerlos en brazos y amorosamente explicarles que no queremos que se hagan daño.
En fin, que no usar ni gritos ni premios ni castigos es posible. Requiere un mayor esfuerzo por nuestra parte porque créeme, muchas veces es más fácil seguir haciendo lo que han estado haciendo las últimas generaciones y no «preocuparse tanto» pero tiene también sus recompensas y es que la relación que se forja con tus hijos, basada en el respeto, nada tiene que ver con las relaciones basadas en el control y la coacción.
Por otro lado, a menudo los padres pecamos más de demasiado intervencionistas que de demasiado permisivos. A veces decimos que no por pura inercia y mi experiencia durante estos 12 años con 4 hijos es que a menudo, decir más que si genera más oportunidades de aprendizaje. También, no le dejaré a un bebé de 1 año que juegue con el fuego pero si le enseñaré a uno de 2 años que si acerca la mano, cada vez está más caliente… y ¡hace daño! También le enseñaré que el cuchillo que yo uso pincha muchísimo pero le proporcionaré uno sin sierra para que pueda empezar a cortar. Si en casa os molesta que se «juegue» con la comida, antes de ofrecerle un cuchillo a la hora de comer, se lo ofreceré en otras circunstancias (para que corte plastilina por ejemplo). A veces, subestimamos las capacidades de nuestros hijos y no les ofrecemos la oportunidad de hacer las cosas por ellos mismos pensando en que no sabrán hacerlas pero al final, si nunca tienen la oportunidad de practicarlas, nunca llegan a perfeccionar las técnicas. En este sentido, los padres tenemos que quitarnos miedos de encima y dejarles experimentar.
Ya por último, quiero remarcar que, personalmente, no uso el amor como moneda de cambio. Para mi, el amor nunca debe ser un refuerzo positivo. Si sólo demostramos amor a nuestros hijos cuando actúan como nosotros queremos, corremos el riesgo de que ellos entiendan que sólo les queremos cuando nos complacen. Que no les queremos por la persona que realmente son. Esto puede acabar creando niños complacientes (en el peor sentido de la palabra, hablando desde un punto de vista psicológico) o, por el contrario, generar resentimiento. Si te interesa seguir investigando sobre mi forma de crianza (y la de miles de personas más ehhh que no soy yo la única que afronta la crianza desde este punto de vista) puedes leer un par de artículos míos:
http://nitdia.com/refuerzo-positivo-motivacion/
http://nitdia.com/educacion-en-casa-no-hay-reglas-hay-principios
(Me gustaría mucho poder seguir discutiéndolos contigo).
También, si te gustaría leer libros «prácticos» con muchas soluciones, te recomiendo cualquier libro de disciplina positiva de Jane Nelsen.
Y nada, que creo que ya te he soltado un buen sermón.
Hola, estoy preparándome para estudiar un curso de formación de educación infantil y dado que no estoy exactamente interesada en el modelo convencional (y al mismo tiempo por mis propias limitaciones no me veo capaz de sumergirme en un grado de pedagogía de 4 años) he optado por completar mi formación buscando lo que siento que me interesa más.
Encontrarme con tu blog ha sido algo maravilloso. Tu forma de redactar consigue que no pierda por un segundo la atención. La manera en la que organizas los contenidos, por párrafos, puntos y el uso de la negrita hace que no me salte ni una línea y siento que todo el contenido es interesante( no metes «paja»).
Todo en un lenguaje muy sencillo y fácil de entender. De hecho esta siendo casi un reto escribir esto porque las comparaciones son odiosas 😉
Mi intención es únicamente darte mi feedback: decirte que me ha hecho mucha ilusión encontrar a una madre educadora como tú y que si escribieses un libro no dudaría en comprarlo. Que es genial lo que haces y toda la información motivadora que me has proporcionado. ¡Y nada! Muchas gracias por todo!
¡Muchas gracias por tus palabras Eva! De verdad que las agradezco mucho porque pongo mucho esfuerzo en cada artículo precisamente porqué mi intención es ser clara y sencilla. Expresarse por escrito no es tarea fácil y siempre leo y releo lo que escribo mil y una veces y aún así, siempre siento que podría estar mejor 😉 Me alegra saber que os ayudan mis textos.
Yo me he planteado tantas veces el seguir una formación formal en el mundo de la educación… pero entonces me digo que el camino que yo quiero andar no es el de la educación tradicional así que siempre intento encontrar aquello que me habla directamente. En los últimos años me he metido de lleno en las Bosque Escuelas pues siento que tienen mucho que aportar pero si nunca escribo un libro, esta claro que va a ser una gran mezcla de todo lo que he ido tomando de aquí y de ahí.
Un abrazo
Hola, m’ha agradat molt el post. Estava intentant alguns d’aquests pasos. Ara intentae tenir.present aquesta recomanacio de 4 pasos i possar-la en practica. Em costa molt relaxarme amb les coses de casa. Una abraçada.
Mercè, començar és sempre difícil però només el fet de que m’hagis llegit i tinguis present que poden haver-hi altres formes d’actuar ja és molt. Estic segura que poc a poc podrás anar virant cap a un camí que t’agradi encara més.
Una abraçada
M’ha arribat al fons del cor, molt bonic, no et coneixia… continuaré buscant pel blog i això ho intentaré dur a la pràctica, em proposo no cridar i SOBRETOT NO FER CARES i em costa… molt… i mira que treballo molt poquet i amb la pandèmia menys… no sé què hi ha dins meu… però m’ha tocat lo de la perfecció…
Gràcies, gràcies per compartir